Ayer estuve por el campo, después de varios días de lluvia en los que se ha recogido en torno a los 80 litros por metro cuadrado, lo que han sabido aprovechar bastante bien los caracoles. Como sphincterochila es bastante común, no suele prestársele demasiada atención, así que he decidido dedicarle esta entrada.
Popularmente se le conoce como caracol judio, moro o blanco, pero en mi familia les llamábamos "caracoles meones", aunque no sé con seguridad si el uso de este nombre se extiende al resto de la zona. Lo de "meón" está justificado de sobra, pues si lo coges cuando está fuera de la concha, suelta un chorro de líquido. Sin embargo, no he podido encontrar ninguna referencia respecto a este comportamiento en otros blogs.
La concha es blanca y muy gruesa, con un diámetro de hasta algo más de dos centímetros y forma bastante esférica.. Cierra la boca (epistoma) con un epifragma calizo, también muy resistente en comparación con el de otros caracoles. Su cuerpo es casi negro.
Es un auténtico superviviente en condiciones de sequedad extrema, llegando a permanecer en reposo, incluso, durante varios años.
Habita lugares despejados y áridos, con presencia de pequeños matorrales. Es de hábitos fundamentalmente nocturnos, alimentándose de líquenes y algas del suelo. Al igual que otras especies de caracoles como Iberus Campesinus, se muestra activo después de las lluvias, apareciendo por cientos en determinadas zonas.
Su éxito se debe, también en buena parte, al hecho de que no suele consumirse. Hay quien dice que tiene mal olor o sabor e, incluso, que es tóxico, aunque lo cierto es que forma parte de algunos platos (con tomate y arroz sobre todo) en la Provincia de Albacete y parte de Andalucía, aunque casi siempre, mezclado con otras especies de mayor valor culinario. Nosotros nunca los comimos, ni tan siquiera llegamos a planteárnoslo, pero también es cierto que teniendo serranas en la comarca, todos los demás, incluidos los boquinegros, pasaban a un segundo término.
Al mismo tiempo, también son una importante fuente de proteínas para roedores, como ratones, ratas, lirones caretos. En la foto, varias especies de caracoles, incluidos nuestros "meones", han sido partidas sobre una piedra por un ave, para poder extraer el cuerpo. También las conchas son consumidas, parcialmente, por algunos pájaros por el importante aporte de calcio que les resulta fundamental para el desarrollo de los huevos.