La conservación de las especies no puede depender de la protección de determinados espacios confinados por reunir unas características que los hacen especiales. Hay que extender la idea de protección a todo el territorio. El concepto no es la conservación, si no la sostenibilidad.
domingo, 30 de agosto de 2020
PETIRROJO. ERITHACUS RUBECULA
Una de las aves más populares que, aunque no es muy frecuente por nuestros lares, se deja ver de vez en cuando.
Como su nombre indica, se le puede distinguir facilmente por su pecho anaranjado, que puede presentar distintas intensidades. Lo cierto es que esta mancha llega desde el pecho hasta la cara. Para variar, en cuanto al color, no existe dimorfismo sexual, macho y hembra son iguales. El restante plumaje es pardo verdoso en las alas y dorso y blanco sucio en el vientre.
Construyen el nido, indistintamente, en el suelo, en los huecos de los árboles, muros o aleros. Ponen de tres a seis huevos de color blanco con motas pardo rojizas, entre los meses de abril y junio
Se alimenta de insectos y su medio natural es el suelo, donde se le puede ver facilmente rebuscando entre la hojarasca, a la vez que, con rápidos movimientos se esconde, intermitentemente, en algún arbusto próximo.
En nuestro terreno los he visto, con más frecuencia, en invierno y si estás realizando alguna labor que implique mover la tierra, enseguida aparece en busca de los insectos que puedas dejar al descubierto. En estas ocasiones se llegan a mostrar confiados.
Su aspecto general rechoncho y pequeño, despierta muchas simpatías, pero en su mundo, tiene un comportamiento bastante agresivo hacia cualquiera que se introduzca dentro de su territorio.
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