sábado, 7 de marzo de 2020

BOLAGA. THYMELAEA HIRSUTA







          Pequeño arbusto que con facilidad puede superar el metro de altura. Llama la atención por el intenso color verde  de sus pequeñas hojas carnosas que crecen como escamas alrededor de los tallos. Estos, a su vez, son muy flexibles por lo que casi siempre, aparecen vencidos. Sin embargo, esta flexibilidad no reduce en absoluto su gran resistencia. Se fija al suelo con tanta fuerza que, un hombre adulto, no podría arrancarla del suelo. De hecho, las partes más gruesas de su raíz, que se extraían con la ayuda de caballerías, se han utilizado para la fabricación de tarabitas, después de secarlas y calentarlas en un horno. En algunas zonas se utilizaba las ramas para hacer escobas para barrer las eras. En general, toda la planta constituye un buen combustible si la comparamos con otras de grosor similar, pues su dureza implica que arda más lentamente.







Las flores, no tienen corola, son de color amarillento y se situan en la parte superior de la planta.




Aunque es una planta que muy pocos animales comen, los años con muy pocas precipitaciones, los conejos no dudan en consumirlas.


Rastro dejado por los conejos



Tallos seccionados a bisel. Forma característica en la que los conejos cortan los vegetales.



Excrementos pigmentados con el color de la bolaga.










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