Seguramente, de las arañas más fotogénicas por sus llamativos y variables colores unido al escenario por el que se mueven, las flores.
Se las denomina así por su aspecto general con los dos primeros pares de patas más largos y su capacidad para andar de lado.
La de la foto es una hembra. Estas son blancas, pero pueden cambiar al amarillo, rosa, morado o, como en este caso, combinarlos. Sin embargo, los machos son pardos y de un tamaño inferior (de 2 a 4 milímetros, frente a los 7 a 10 milímetros de ellas). Estos cambios de color les sirven para camuflarse entre las flores y aunque no siempre adquieren el mismo que su soporte, es muy probable que el contraste ultravioleta, a ojos de muchos insectos, las haga poco visibles.
Cazan al acecho, saltando sobre sus presas y, por tanto, no fabrican telaraña, aunque sí utilizan el hilo, para asegurarse en los desplazamientos y para "coser" sus refugios uniendo pétalos de flor. Cuando la caza escasea, también pueden alimentarse con polen y néctar.