Es ya 24 de noviembre y aunque ha salido el Sol de forma discreta, no esperaba ver ya culebras activas por el campo. Menos aún si tenemos en cuenta que llevamos muchos días nublados, con lluvias frecuentes y con temperaturas que han bajado varios grados. Sin embargo, hoy, una de mis perras me ha alertado y me he encontrado con este ejemplar al que he medido a ojo y que debe andar por los 180 cm. No soy un experto en reptiles, pero por las descripciones, el tamaño y lo frecuentes que son en la zona, estoy casi seguro de que se trata de una bastarda (malpolon monspessulanus).
Las culebras siempre han tenido una inmerecida mala fama. Supongo que es algo que se alberga en nuestra memoria de especie. Las serpientes venenosas siempre fueron un peligro muy real para las poblaciones en tiempos pasados y aunque las víboras casi han desaparecido de nuestros campos, aún queda ese respeto por todos los reptiles que puedan parecérsele, aunque sea de forma remota.
A pesar de ser animales muy beneficiosos para los intereses de los campesinos, se las ha perseguido y eliminado sistemáticamente. Además no constituyen peligro alguno para las personas. Son muy pocas las especies que llegan a morder (y solo cuando son acorraladas) sin suponer ningún problema para la salud, pues sus dientes son muy pequeños y no causan herida alguna.
Su color es variable, presentando tonos grises (como en este caso), pardos y verdes y el vientre suele ser de color claro, amarillento o blanquecino.
De entre todas las culebras de la península, esta es la que mayor tamaño alcanza (hasta los dos metros y medio). Es venenosa, pero su veneno lo inyecta con unos colmillos posteriores que solo llegan a inocular a sus presas una vez que ya están en su boca.
Cuando se las molesta hacen cara, irguiéndose y siseando, aunque lo normal es que escapen a gran velocidad. He llegado a verlas saltar los márgenes de los bancales salvando desniveles importantes.
Comen casi de todo: insectos, otros reptiles, mamíferos de pequeño y mediano tamaño e, incluso, conejos.
La cópula se produce entre abril y mayo y la puesta es variable según la edad de la hembra. La eclosión tiene lugar entre los meses de agosto y septiembre y suelen hibernar entre octubre y marzo, aunque esta ya va con bastante retraso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario