domingo, 4 de noviembre de 2018

NO PASAR. MONTERÍA.



       


          Con esta lindeza me encontré el pasado 20 de octubre cuando en una visita a Las Hurdes, conducía desde Riomalo de Abajo al mirador de El Melero. Ni siquiera tuvieron la delicadeza de colocar los carteles al inicio de la pista, lo encontré después de haber recorrido un kilómetro aproximadamente y, para que no cupiesen dudas, uno a cada lado de la carretera.

          Ignoro si el camino es público o particular, pero, en cualquier caso poco importa, pues conduce al que muchos consideran (y yo también) uno de los paisajes más extraordinarios de la península ibérica. Haría bien el gobierno de Extremadura en plantearse qué prefiere, si el turismo sostenible de naturaleza o el monte lleno de gente armada y rehalas de perros hiper alterados, con el resultado que esto puede tener. Dicho de otro modo, debería plantearse si se inclina por una actividad mayoritaria y pacífica u otra minoritaria y moralmente, bastante cuestionable.

          Ya antes, en la misma población de Riomalo de Abajo, el ambiente se palpaba. Montones de todoterrenos con remolques de dos pisos llenos de perros de caza, dejaban claro lo que se estaba cociendo.

          Más tarde, ya subiendo hacia Riomalo de Arriba, se nos cruzó en la carretera un perro solitario, aparentemente siguiendo rastros, que iba equipado con un localizador.

          Me pregunto cómo alguien puede llamar deporte a una actividad como ésta en la que el despliegue de medios técnicos, humanos, animales, etc... tiene por objeto una masacre en la que lo único que importa es matar y cuanto más mejor. Me recuerda a las imágenes que se emitían en televisión cuando las imputaciones, perdón, "investigaciones" a Ignacio González con sus cacerías y volquetes de putas.

          ¿Dónde quedó aquello del cazador que sigue a una pieza y le da caza con unos medios aproximadamente equilibrados?

          Quisiera equivocarme, pero estoy convencido de que la mayoría de cazadores no respetan las leyes ni normativas de esta actividad. En nuestra zona, he sido testigo directo de todo tipo de disparates. Recuerdo un tejón disecado en cierto restaurante de Torremendo, que habían cazado en La Murada, un buitre abatido en La Pedrera, rapaces disecadas presidiendo salones de casas, matanza sistemática de zorros con bombonas de butano, cuando no se asaltaba las zorreras y se sacaba a las crías para después matarlas, etc...

          Recuerdo también el buen talante de uno de estos "deportistas", cuando con todo respeto le invité a salir de la finca y desairado, le disparó al primer pájaro que pasaba (una tutuvía),  por no pegarme un tiro a mí.

          En otra ocasión, uno de estos señores, con la escopeta montada, estaba a escasos 20 metros de la puerta de mi casa, con toda la familia presente. Cuando le dije que no podía estar a menos de 500 metros de una casa habitada me contestó "sé lo que me hago".

          La caza de conejos con hurón y las redes para aves están a la hora del día. Y poco más que decir sobre la colocación de venenos en los cotos para eliminar lo que ellos llaman "alimañas".Hace algunos años, en la Sierra de Escalona, la Guardia Civil tuvo que intervenir en un coto por la colocación de lazos. En una sola inspección localizaron estrangulados un tejón, un zorro y un pastor alemán, además de un alcaraván muerto dentro de un jaulón a las puertas de la casa de la finca.

          Estas malas artes se extienden, incluso, a los agricultores que no dudan en usar trampas y colocar venenos para matar a conejos sin importar lo que a principios de los noventa, nuestros políticos en el poder llamaban "daños colaterales". En nombre del interés particular, sea económico o "lúdico", todo está permitido.

Perdigones atrapados en trampa colocada por agricultor








Venenos colocados por agricultores para eliminar conejos. Este agricultor, que llegó a reincidir hasta tres veces en esta práctica, llenó la finca por completo.



Cernícalo atrapado en la misma finca.



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