martes, 25 de febrero de 2020

REFUGIO PARA MOLUSCOS, REPTILES Y ROEDORES



Morcuero con forma cónica.


Amontonar piedras es una de las mejores formas de crear pequeños hábitats para algunas especies, como reptiles, roedores, aves y moluscos. Estas acumulaciones reciben el nombre de morcueros, por una vieja costumbre romana de amontonar piedras en determinados lugares en honor de Mercurio.

En los tiempos en que los cultivos se disponían en terrazas, en muchas ocasiones, los bancales se separaban con muros de piedra que venían a cubrir las necesidades de diferentes especies de lugares donde cobijarse, anidar, etc... No son pocos los mochuelos y abubillas que he visto hacer sus nidos en ellos.

Bancales separados por muro de piedra o trenque en las inmediaciones del Cabezo Negro de Zeneta.


La nueva agricultura impersonal y depredadora de espacios y recursos, prescinde de cualquier obstáculo que limite el uso de maquinaria en una frenética carrera por producir lo más posible a cualquier coste. Suprime los abancalamientos y muros de piedra y arrasa cualquier forma de vida silvestre. 

Cultivos de cítricos acorralando la Sierra del Cristo


A la hora de poner nuestro grano de arena en este desierto de estupidez, debemos tener en cuenta no complicar la vida a la multitud de habitantes que se esconde debajo de las piedras, arrancándolas del suelo. Por eso, una buena opción es recoger las que se mueven en canteras, obras, etc...

Si ponemos nuestros morcueros cerca de arbustos, mejor acogidos serán por nuestros vecinos.

sábado, 22 de febrero de 2020

COLLEJA. SILENE VULGARIS








Una de las pocas plantas silvestres comestibles que aún se sigue consumiendo con cierta frecuencia. Una verdadera exquisitez que suele cocinarse en tortilla o en el arroz. Muy utilizada en todo el Mediterráneo como ingrediente fundamental de muchos platos, como la misticanza en Sicilia, la pita en Creta o el cuinat en Ibiza.

Contiene una gran cantidad de antioxidantes en forma de carotenos y clorofila, además de magnesio y calcio.

Crece en casi cualquier tipo de  suelo extendiéndose a través de una red de tallos subterráneos, motivo por el cual siempre aparece en grupos densos.

A mediados de la primavera, desarrolla largos tallos sobre los que se forman las flores con cinco pétalos blancos, envueltos por un cáliz en forma de saco. En su interior se desarrolla el fruto con forma de vasija, donde se alojan numerosas semillas. 






domingo, 16 de febrero de 2020

BARNIZ ECOLÓGICO


Incluyo esta entrada porque este lasur, más que barniz, es algo que se ha utilizado durante mucho tiempo y da un resultado extraordinario, alargando la vida de la madera, dándole un agradable acabado satinado y protegiéndola de los xilófagos (carcomas).

La fórmula no puede ser más sencilla ni económica. Se trata, simplemente, de mezclar vinagre con aceite de cocina ya usado. El aceite, evidentemente, hay que filtrarlo para que no queden restos de comida.

Si pensamos que un litro de vinagre vale poco más de 50 céntimos y que el aceite es el sobrante de cocinar, podemos decir que por ese precio obtenemos dos litros de lasur.

Por supuesto es ecológico, pero solo lo uso en interiores, en el exterior no lo he probado.

La mezcla se realiza a partes iguales. Como era de prever, al echar los dos productos en un recipiente, el aceite flota en la parte de arriba, pero sí, se puede mezclar. Con la misma brocha con la que se va a aplicar, se lo bate hasta que se forma una emulsión que resulta espesa. El producto resultante dura varios minutos antes de volver a separarse los componentes, pero es cuestión de ir removiendo de vez en cuando mientras se va aplicando.

Aunque al principio huele un poco a vinagre, si dejas el objeto tratado un par de días en un lugar ventilado, el olor desaparece por completo.

La madera no queda aceitosa y no mancha.

A continuación una pequeña muestra de como puede cambiar el aspecto de una madera con este lasur. He escogido un antiguo pestillo de esos con los que se cerraban puertas y ventanas en las casas antiguas. Aunque es exactamente igual que los que usamos por aquí, este en concreto lo encontré cerca de Castellote en el Maestrazgo turolense (soy un basurillas).

Cierre tal y como lo encontré



Cierre una vez cepillado (con cepillo de cerdas). No me gusta lijar las maderas, les roba personalidad



Acabado final. Por efecto de la fotografía, puede parecer aceitoso, pero no, queda suave y agradable al tacto, como si hubiera sido encerada. El hierro (en este caso un clavo de forja), queda igual.


También se le puede añadir un colorante si se desea. El secreto está en mezclarlo primero con el líquido que le corresponda. Es decir; si es un colorante que se disuelve en agua, habrá que diluirlo primero en el vinagre, antes de hacer la emulsión con el aceite. Y si es un colorante de los usados para barnices sintéticos, se mezclará, antes de emulsionarlo, con el aceite.

Yo lo he probado con un poco de betún de judea (que no es nada ecológico) que me quedaba por casa y el resultado ha sido excelente.

Trozo de madera antes de aplicar el tratamiento con colorante

Misma madera con el lasur colorante ya aplicado.

Uso final del tronco para Suiseki


Otro detalle interesante en relación al aceite de cocina, es que se puede utilizar como disolvente. Más de una vez, después de pintar, no hemos tenido disolvente a mano para limpiar o conservar la brocha y así evitar que se nos eche a perder. Pues si la introducimos en aceite, la pintura no se secará e incluso, podremos limpiarla.

lunes, 3 de febrero de 2020

BOJA. ARTEMISIA BARRELIERI




Artemisia Barrelieri


Nuevamente, un mismo nombre designa distintos  tipos de plantas, pero en nuestra zona, cuando hablamos de boja, solo nos referimos a una planta, la artemisia barrelieri.

Crece en suelos calizos o arcillosos y alcanza los 50 centímetros de altura. Se distribuya entre el Sur y Este de la península. Es muy aromática.

En algunas zonas de Almería se la llama boja pulguera por su capacidad para ahuyentar a las pulgas.

Cría unas pequeñas bolas algodonosas que según me contaba mi padre, la gente mayor solía llevarlas encima como yesca junto a un pedernal y un pequeño trozo de hoz para encender el tabaco. Al parecer, esas bolas son tumores inducidos por ciertos insectos que se alimentan de ellos.







bolas algodonosas en Artemisia Barrelieri