La roturación llega a ocupar parte del humedal de Tabala, el mayor saladar del Término Municipal de Murcia. Al fondo, el Cabezo Negro o Volcán de Zeneta.
La misma transformación, una vez terminada y desde otra perspectiva, con la Sierra de El Cristo al fondo.
En los últimos años, la proliferación de regadíos, se ha convertido en un problema real y generalizado en todo el Mediterráneo español. Aunque parezca mentira, en una región en que se dice que existe un "déficit estructural" de agua, los secanos tradicionales y los terrenos abandonados o que nunca han sido cultivados, se transforman, de forma imparable, para el cultivo de cítricos y hortalizas, ante la más absoluta pasividad de las administraciones. Más aún, la situación está totalmente descontrolada, se perforan pozos sin licencia, se instalan desaladoras ilegales, se roturan tierras y aunque la administración quisiera poner límites a esta actividad (que no es el caso), esto sería imposible porque no se dota de medios suficientes a las Comisarías de Aguas, Agentes Medioambientales, etc.....
Es indudable que el poder político lo ostentan los empresarios y la agricultura es el nuevo gran chollo económico, como antes lo fuera la especulación urbanística. Las decisiones políticas no se toman en las asambleas regionales ni en los despachos, se adoptan en las sedes de los grupos empresariales y los altos cargos, como marionetas, se limitan a ejecutar sus órdenes, llegándose al caso de que la administración desobedezca abierta y descaradamente lo que los parlamentos legislan.
Pero, ¿qué efectos tienen estas grandes transformaciones agrarias?
1) Un consumo de agua sin límites. Para obtenerla, se recurre a los trasvases entre cuencas, enfrentando a unos pueblos con otros, dejando en estado calamitoso los cursos de agua y aún así, la codicia sin límites de quienes los promueven, genera continuas
demandas. Y mientras esto se hace realidad, se perforan pozos sin licencia o se instalan desalobradoras también ilegales en la mayoría de los casos. Para estos grandes empresarios de la industria agroalimentaria, nunca escasea el agua y sus requerimientos obedecen a su afán de expansión, no a ninguna necesidad real.
La llegada del trasvase Tajo-Segura al Sureste, lejos de paliar una supuesta escasez de agua, lo que provocó fue una demanda muy superior a la inicial.
Por otra parte, la sobreexplotación de aguas subterráneas ha supuesto la desaparición de muchas surgencias naturales. Cualquiera que pasee por el campo y se asome a uno de sus antiguos pozos, podrá comprobar que la práctica totalidad de ellos están secos. Se ha llegado al extremo de que el
nivel del suelo en algunas zonas ha bajado de forma alarmante por la extracción descontrolada. Esta disminución de las aguas subterráneas tiene otra consecuencia, la salinización, que en estas regiones ha llegado a ser algo generalizado. Como ejemplo, en la Sierra de El Cristo, existía una surgencia de la que los vecinos de la zona se abastecían para consumo propio: la Fuente del Piojo. En la actualidad este nacimiento ya no existe y el agua que se está extrayendo del subsuelo es salobre.
2) Destrucción del suelo. Esta forma de cultivar, está totalmente mecanizada y precisa de espacios sin impedimentos para que las máquinas, camiones, etc... se muevan con facilidad. Para ello, se explanan enormes superficies empleando maquinaria pesada que destruye la estructura natural del suelo. De hecho, una vez abandonados los cultivos, la tierra donde se instalaron será estéril y tardará decenios en empezar a recuperarse.
Trabajos de explanación en la transformación agraria de Tabala.
Es paradójico que si una persona, por ejemplo, arranca un palmito para transplantarlo a otro lugar y es sorprendido por el Seprona, se le imponga una fuerte sanción, mientras que cuando se "transforma" un terrero, nadie vigila las especies vegetales y animales que son destruídas. Es imposible que durante el trabajo de máquinas como la que se ve en la foto, no se afecte y sepulte a especies vegetales y animales protegidas. Con esto no quiero decir que el agente del Seprona haga mal o que se deba permitir los atentados de particulares a la flora y la fauna, lo que constato es la diferencia de trato que reciben los ciudadanos de a pie, de estos empresarios "creadores de riqueza".
3) Aumento de la erosión. En la agricultura tradicional, se empleaba el abancalamiento para contener el agua, lo que facilitaba enormemente su aprovechamiento e infiltración. Las nuevas explotaciones se riegan por goteo, el agua de lluvia, que llega a convertirse en un engorro, corre libremente buscando los cauces de ramblas y ríos. Con esta situación, las avenidas están servidas, el agua, que no es retenida, causa gravísimos daños a terceros y arrastra toneladas de suelo hacia los ríos y el mar. Ni tan siquiera se procura disponer los cultivos siguiendo las curvas de nivel. En el Mar Menor, la sedimentación en sus fondos de tierras arrastradas desde los cultivos del Campo de Cartagena, se ha convertido en uno de los mayores problemas a que se enfrenta la laguna.
La población de Zeneta viene siendo especialmente afectada como consecuencia de las avenidas de la Rambla de Tabala. Con las nuevas transformaciones agrarias en su entorno, de seguro, cuando se produzcan nuevas lluvias intensas, estos problemas se acrecentarán.
Daños causados por una transformación agraria en un camino. El agua de escorrentía resultante de la falta de retención, arrastró toda la zahorra.
4) Contaminación por nutrientes. Como dije antes, una vez arrasado y volteado un terreno, se convierte en un soporte estéril, por lo que los cultivos precisan continuas aportaciones de nutrientes en forma de nitratos fundamentalmente. Y aunque el suelo conservara parte de su fertilidad, esto no será suficiente, porque lo que prima es el máximo de producción en el menor tiempo posible, por lo que las plantas tienen que ser abonadas de continuo, lo que a su vez, también contribuye a la degradación del suelo que la soporta y la
grave afección a los acuíferos subterráneos. De hecho, la mayor llegada de nutrientes al subsuelo es directamente proporcional a la falta de recuperación de las reservas de agua, pues al correr esta libremente hacia ríos y ramblas y no ser retenida sobre la tierra, se reduce considerablemente su infiltración.
En el caso de Tabala, el aumento del uso de nitratos está teniendo una consecuencia bien visible en lo que queda del saladar: los carrizos que se desarrollan bien en estas condiciones, están creciendo de tal forma que terminan por sofocar a otras especies como las barrillas, tarays, etc...
5) Contaminación por pesticidas. El uso de pesticidas es algo rutinario en cualquier tipo de cultivos, pero en estos, su uso se eleva de forma exponencial y con uso de métodos que llegan a ser absurdos. Antiguamente, las fumigaciones se dirigían manualmente hacia las plantas, pero en la actualidad, los tractores pasan entre las hiladas lanzando los insecticidas, fungicidas, etc... de forma indiscriminada con el fin de realizar la operación en el menor tiempo posible. Además, no hace falta aclarar que estos productos suponen un grave
problema para la salud.
Desde hace un tiempo, se habla mucho de las nefastas consecuencias de determinados insecticidas, como los nicotinoides, en la desaparición masiva de
abejas y otros polinizadores.
Fumigación con los naranjos en plena floración.
6) Pérdida de biodiversidad. Es una realidad incuestionable. En los antiguos cultivos abancalados se permitía el desarrollo de vegetación autóctona que servía para impedir la erosión, pues las raíces de las plantas contenían los márgenes en los que se desarrollaba. Estas frecuentes y abundantes islas vegetales, eran el refugio de una variada fauna de insectos, moluscos, reptiles, mamíferos, etc.... Las transformaciones agrarias son auténticos desiertos artificiales donde la vida no tiene ninguna oportunidad.
Cultivo tradicional con los márgenes cubiertos de vegetación.
Transformación agraria junto al saladar de Tabala
7) Impacto social. Uno de los grandes argumentos que blanden los gobiernos locales, empresarios y partidos políticos de su honda, es el de los puestos de trabajo que la actividad genera. Con solo tener ojos en la cara y dar un paseo por estas zonas, se puede comprobar que en enormes extensiones de terreno, apenas hay trabajadores. La maquinaria ha sustituido a la mano de obra humana. Tan solo en épocas de cosecha se ven grupos más numerosos de personas de nacionalidad extranjera que sobreviven con sueldos ridículos y en condiciones miserables. Este tipo de empresario agrícola, no dirige una ONG, busca el mayor beneficio en el menor tiempo posible y a costa de lo que sea.